viernes, 22 de abril de 2011

Triste Jueves Santo

No existe un abrazo, ni palabras, ni miradas que consuelen a un cofrade minutos después de escuchar que su imagen, esa con la que sueña sacar a hombros durante todo el año, se queda en casa a causa de la lluvia. En ese momento, todos piensan en los meses y las horas de esfuerzo e ilusiones rotas por una nube que llegó a destiempo cargada de agua. Piensas en el hermano mayor, que con la voz temblorosa, al igual que su muñeca, tiene que anunciar a sus hermanos la suspensión de la procesión. No hay consuelo, ni para los niños, los hermanos de paso ni los de fila. En ese momento, todos son uno, y miran a sus imágenes, que deben ser protegidas de la lluvia, para que les den fuerza de preparar y vivir desde ahora la Semana Santa de 2012. Escenas que se vivieron ayer en la sede de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis, donde en el interior del templo escucharon la nueva marcha dedicada a su imagen titular, Injusta sentencia.


No había consuelo para los hermanos de túnica de lienzo blanco y escapulario. Ni para la Seráfica Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía, donde sus hermanos más veteranos no lograban recordar la última vez que se quedaron en casa la tarde de un Jueves Santo. En el interior de las Úrsulas, sus cuatro pasos estaban listos para un desfile procesional que nunca se realizó, con adornos florales cuidados con mimo, y una campana a estrenar que esperará a tocar silencio la próxima Pasión.


Sensaciones que se repitieron a orillas del Tormes, en la iglesia nueva del Arrabal, donde al menos, una pequeña tregua de la lluvia permitió a sus hermanos sacar al Cristo del Amor y de la Paz y a María Nuestra Madre a las puertas del templo. Ambos pasos fueron recibidos con aplausos y cargados por cofrades con el corazón roto, pero que alzaron a su Cristo al cielo y mecieron suavemente a su Virgen. ¡No lloréis, vuestra fe permanece viva, aunque no la manifestéis por las calles!

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