domingo, 15 de mayo de 2011

El milagro de Carmona (Miércoles Santo)

La lluvia volvió a encoger los corazones de los hermanos de Nuestro Padre Jesús Flagelado. Paraguas abiertos en la calle. Llamadas a la estación meteorológica de Matacán, palabras de esperanza, la nube se dirige a otro destino. Las puertas de la Clerecía se abren con retraso. Toque de silencio. Los hermanos recuperan el color original del cordón de su medalla, el eminencia. Destaca el gran número de niños, cada año más. Los angelitos del Flagelado se asoman a la calle. Indicaciones del jefe de paso de Nuestro Padre. Aplausos, la bella talla de Carmona ya está en la calle. Imagen a tener en cuenta, desde la acera, se aprecia su anatomía, sus músculos y venas. Realismo del Flagelado.



Soledad de los Ángeles entona su habitual saeta, una voz que sale directa desde el corazón, desde su fe a una imagen y una hermandad que habita lejos de su morada: "Lo lleva con tal estima, al Señor de los toreros, su sudario por natura, que le va llevando al cielo. Saeta por granaina cuando va entrando en Libreros". Aplausos. La lluvia fina sigue empañando la noche. Miradas hacia la Clerecía, Nuestra Señora de las Lágrimas asoma al dintel. Claveles rosas embellecen la talla. La Banda de Alba de Tormes marca cada paso de los hermanos de carga.


La lluvia cesa, los hermanos respiran. Salamanca disfruta del Flagelado.


domingo, 8 de mayo de 2011

Silencio en el Patio de Escuelas

Es todo un privilegio vivir los minutos antes del inicio de la procesión en el interior de la Clerecía, donde se intuyen ciertos nervios por cumplir de nuevo con su hermandad y su penitencia. Las grandes cruces de madera se mueven de un lado para otro, comienzan a colocarse. El hermano mayor, Fernando Romo, se dirige a sus hermanos con micrófono en mano, últimos consejos y palabras de aliento. En la calle amenaza la lluvia, pero la corazonada anima a avanzar al menos hasta el Patio de Escuelas. A una hora muy particular, 21.15, comienzan a salir los primeros cofrades, con sus sandalias de esparto y con la Cruz sobre el hombro. Suena Gaudeamus Igitur, el paso ya está en la calle: el Cristo de la Luz y Nuestra Señora de la Sabiduría.

En la calle Libreros la gente aguarda al paso. Las cruces de madera hacen su parada en el Patio de Escuelas, allí les espera Fray Luis de León, una estatua que vela por la Universidad, cada día, cada hora. Silencio, antes incluso de que las paredes vuelvan a escuchar la promesa de los hermanos. Silencio. Interrumpido por los pájaros que habitan en ese lugar. Respeto. De nuevo, se escucha la oración universitaria a cargo de un Doctor, en esta ocasión, de Medicina. El coro canta. Más silencio.

La Hermandad Universitaria continua el recorrido, en Silencio, bajo la mirada de cientos de personas que admiran su austeridad y penitencia. La lluvia acelera sus pasos, acortan el recorrido. Los hermanos nunca pasan por la Plaza, buscan el recogimiento de otras calles, así lo dictaminaron sus antepasados.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lunes de Doctrinos y silencio

21.00 horas. Campo de San Francisco. Lunes Santo. Ya se siente el silencio que marca el desfile penitencial del Cristo de los Doctrinos, arropado por la Virgen de la Amargura. Procesión castellana y austera, de las que me siento identificada. Los hermanos de la Vera Cruz, los azules, cuidan hasta el más mínimo detalle. Silencio. El muñidor anuncia el inicio de la procesión. Silencio. El público no resiste y aplaude a la salida de la bella talla del Cristo de los Doctrinos. A mi me gusta el silencio, el recogimiento que invitan las calles salmantinas. No hay cornetas ni tambores. Silencio. Cierras los ojos y concentras tus sentidos en oír el único sonido de esta procesión: el roce de las cadenas de los penitentes contra el suelo. Austeridad del paso del Cristo de los Doctrinos, con su puñado de cardos y la calavera, hecho todo a su medida, perfecto.

 Sube por la calle Compañía y se adentra por las calles más austeras y castellanas de Salamanca. Todo encaja. Y el cuarteto de cuerda Arpeggione pone la nota musical más adecuada al momento. Silencio. Regreso a la capilla de la Vera Cruz. La lluvia esta vez respeta, y que lo haga durante muchos años más.

martes, 3 de mayo de 2011

El Cristo de 'Prospe'

Era la primera vez que veía al Cristo del Perdón salir del convento de las Bernardas en la tarde del Domingo de Ramos. Más de media hora antes del inicio de la procesión ya había tomado posición en una de las aceras más próximas a la salida. No podía perderme detalle, había contado mil y una veces los entresijos de esta hermandad, sus desvelos días antes del Consejo de Ministros que decide si su indulto va para delante o no. Una vez allí fui testigo de como un barrio, el de Prosperidad, se vuelca con la imagen de Jesús crucificado, que la hace suya.

Capirotes rojos comienzan a salir del convento, algunos, cargados de banderines, otros, con estandartes, y algún penitente, con una pesada Cruz de madera. Y llega el gran momento. La mirada del Cristo del Perdón se cruza con mis ojos, me conmueve. Tiene un rostro que no puedo olvidar, que me invita a rezar y permanecer en silencio. Los vecinos de esta barrio no quitan ojo a su cara, que les produce sosiego en un momento de tristezas y preocupaciones causadas por una virulenta crisis económica. El Cristo del Perdón abraza a este barrio obrero, donde no faltan familias en apuros que necesitan un consuelo.

Y de nuevo tuvo lugar el perdón e indulto de un preso (por segunda vez en la historia de la hermandad, una mujer), que le permitió una libertad añorada. No hay mejor testigo de ese momento que el Cristo del Perdón.

lunes, 2 de mayo de 2011

Pequeños cofrades

Para los pequeños cofrades la noche antes del Domingo de Ramos es lo más parecido a la de Reyes. Inquietud, nervios en el estómago y preguntas a papá y a mamá: "¿Cuánto queda?". Su pequeño habito ya aguarda sobre la cama, en algunos casos para ser estrenado por primera vez. Apenas duermen. Y llega la hora, se acercan hasta la Catedral con palma en mano y la cabeza bien alta. Su vida cofrade comienza en un día alegre, siempre soleado, y rodeado de todos los suyos que le siguen durante gran parte del recorrido de la procesión, por no decir en su totalidad. Cientos de palmas se asoman por la Puerta de Ramos, y tras él, el grupo escultórico, casi al completo, de La Borriquilla.


Los pequeños cofrades lucen los hábitos de su respectiva hermandad, desde bebés a adolescentes, o aquellos que cargan por primera vez un paso hecho a su medida. Recorren la Rúa, la Plaza Mayor y regresan al templo desde donde partieron casi dos horas antes. Las palmas despiden a La Borriquilla, hasta el año que viene, con nuevas ilusiones y algo más creciditos.

Domingo de Alegría y Resurrección

Fuera capirotes, marchas fúnebres y cadenas que arrastran de los pies. El Domingo de Resurrección da paso a la alegría, el Encuentro de una Madre con su Hijo, donde sí tienen cabida los aplausos y los vítores. En Salamanca no sería lo mismo si la salida no tuviese lugar en la capilla de la Vera Cruz, donde se inicia el recorrido. Minutos antes de las once de la mañana, las caras de cansancio se dejan entrever en los hermanos de las diferentes cofradías, y con nostalgia de lo que termina pero que volverá a repetirse en unos meses.



Los hermanos azules son los responsables de cargar con el Lígnum Crucis, Jesús Resucitado, la Virgen de la Alegría y el Santo Sepulcro ya vacío. Caras descubiertas y de alegría, claveles de mano en mano, música compuesta para el Encuentro: Aniversario de Santiago, Resucitó ... Y Madre e Hijo emprenden caminos separados para reunirse donde lo hacen cada día cientos de salmantinos, en su Plaza Mayor.


Suele salir el sol, aunque demasiado a menudo oculto por las nubes. La entrada en la ágora es recibido con aplausos. Se produce el Encuentro, adiós al luto y bienvenido el blanco. Regreso a la capilla de la Vera Cruz. Ya se echa de menos los días de Pasión. Última procesión de 2011, las bandas afinan sus últimas marchas, el olor a incienso se pierde en el aire. Los claveles comienzan a marchitarse. Feliz Pascua!!!