martes, 3 de mayo de 2011

El Cristo de 'Prospe'

Era la primera vez que veía al Cristo del Perdón salir del convento de las Bernardas en la tarde del Domingo de Ramos. Más de media hora antes del inicio de la procesión ya había tomado posición en una de las aceras más próximas a la salida. No podía perderme detalle, había contado mil y una veces los entresijos de esta hermandad, sus desvelos días antes del Consejo de Ministros que decide si su indulto va para delante o no. Una vez allí fui testigo de como un barrio, el de Prosperidad, se vuelca con la imagen de Jesús crucificado, que la hace suya.

Capirotes rojos comienzan a salir del convento, algunos, cargados de banderines, otros, con estandartes, y algún penitente, con una pesada Cruz de madera. Y llega el gran momento. La mirada del Cristo del Perdón se cruza con mis ojos, me conmueve. Tiene un rostro que no puedo olvidar, que me invita a rezar y permanecer en silencio. Los vecinos de esta barrio no quitan ojo a su cara, que les produce sosiego en un momento de tristezas y preocupaciones causadas por una virulenta crisis económica. El Cristo del Perdón abraza a este barrio obrero, donde no faltan familias en apuros que necesitan un consuelo.

Y de nuevo tuvo lugar el perdón e indulto de un preso (por segunda vez en la historia de la hermandad, una mujer), que le permitió una libertad añorada. No hay mejor testigo de ese momento que el Cristo del Perdón.

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