miércoles, 4 de mayo de 2011

Lunes de Doctrinos y silencio

21.00 horas. Campo de San Francisco. Lunes Santo. Ya se siente el silencio que marca el desfile penitencial del Cristo de los Doctrinos, arropado por la Virgen de la Amargura. Procesión castellana y austera, de las que me siento identificada. Los hermanos de la Vera Cruz, los azules, cuidan hasta el más mínimo detalle. Silencio. El muñidor anuncia el inicio de la procesión. Silencio. El público no resiste y aplaude a la salida de la bella talla del Cristo de los Doctrinos. A mi me gusta el silencio, el recogimiento que invitan las calles salmantinas. No hay cornetas ni tambores. Silencio. Cierras los ojos y concentras tus sentidos en oír el único sonido de esta procesión: el roce de las cadenas de los penitentes contra el suelo. Austeridad del paso del Cristo de los Doctrinos, con su puñado de cardos y la calavera, hecho todo a su medida, perfecto.

 Sube por la calle Compañía y se adentra por las calles más austeras y castellanas de Salamanca. Todo encaja. Y el cuarteto de cuerda Arpeggione pone la nota musical más adecuada al momento. Silencio. Regreso a la capilla de la Vera Cruz. La lluvia esta vez respeta, y que lo haga durante muchos años más.

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