En la calle Libreros la gente aguarda al paso. Las cruces de madera hacen su parada en el Patio de Escuelas, allí les espera Fray Luis de León, una estatua que vela por la Universidad, cada día, cada hora. Silencio, antes incluso de que las paredes vuelvan a escuchar la promesa de los hermanos. Silencio. Interrumpido por los pájaros que habitan en ese lugar. Respeto. De nuevo, se escucha la oración universitaria a cargo de un Doctor, en esta ocasión, de Medicina. El coro canta. Más silencio.
La Hermandad Universitaria continua el recorrido, en Silencio, bajo la mirada de cientos de personas que admiran su austeridad y penitencia. La lluvia acelera sus pasos, acortan el recorrido. Los hermanos nunca pasan por la Plaza, buscan el recogimiento de otras calles, así lo dictaminaron sus antepasados.
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